
25 Mar DESDE UNA PEQUEÑA CAJA DE CARTÓN
Semana vocacional Pureza de María
Queremos compartir con toda la familia de la Pureza el testimonio de Cristina Celda. Ella es madre de Claudia, María, Sofía y Lucas. Fue alumna de Pureza de María y participa activamente en diferentes actividades del colegio como miembro de MFA.

Ya hace más de una década que una pequeña caja de cartón, se convirtió en un gran Proyecto que ayuda a los colegios de Pureza de María de la RRDD del Congo.
En concreto la misión de Ngovayang, en Camerún. Desde 2011, junto con otras comunidades religiosas con las que comparten misión, se ocupan de un internado para niñas pigmeas badgeli, de entre 4 y 12 años.
Cristina, trabaja como directora de comunicación en la Fundación Mainel Organización No Gubernamental al Desarrollo AECID, desde 2005. Licenciada en Ciencias de la Información, Periodismo, por la Universidad Politécnica de Valencia. Máster en Dirección de Comunicación y Nuevas Tecnologías por la Fundación COSO.
Os dejamos las palabras de Cristina.
Donantes valencianos apoyan las misiones de Pureza en África
“¡El agua es tan necesaria! No sabe el bien y la alegría que ese pozo, que tendrá agua permanentemente, causará en esa gente”. Con estas palabras agradecía la hermana Inmaculada Pascual, oriunda de Alfafara (Alicante) y destinada en Lubumbashi, RD Congo, la construcción de un pozo en la localidad congolesa de Luilu, a la Fundación Mainel.
Este pozo es una de las acciones que Mainel, fundada por un matrimonio valenciano en 1990, apoya en las misiones de Pureza de María en República Democrática del Congo y Camerún desde 2016.
Hoy en día son ya diez los proyectos de la congregación ejecutados en colaboración con la Fundación Mainel, financiados por amigos y donantes, así como por administraciones públicas en sus convocatorias de cooperación al desarrollo.
Estos proyectos se pueden englobar en tres categorías: abastecimiento de agua, mejora del entorno educativo y de promoción para el acceso a la educación, y proyectos de mejora de las condiciones de vida a través del emprendimiento.
Por ejemplo, en RD Congo, se han mejorado las instalaciones de los centros educativos; se han concedido microcréditos para pequeños negocios, en ocasiones impulsados por maestros cuyo sueldo no les llega para cubrir las necesidades de sus familias; se ha impulsado la creación de la biblioteca en Kankenze, de la que se benefician no solo los escolares, sino también el resto de la comunidad, y se han puesto en práctica iniciativas de fomento del deporte entre jóvenes, gracias a la rehabilitación del patio de uno de los centros educativos.
En Camerún, se ha apoyado el internado de niñas pigmeas, con el que habitualmente también colabora el Movimiento Familia Albertiana del colegio del Cid; y se está implementando un programa de becas de estudio para niñas, entre otras cosas.
Para la Fundación Mainel es de vital importancia conocer y confiar en quienes están al frente de los proyectos en los países empobrecidos, puesto que son los que reciben el dinero de sus donantes y de los ciudadanos -cuando los fondos son públicos-, lo cual siempre es una gran responsabilidad. La relación con Pureza de María vino de la mano de su directora, antigua alumna del Grao y madre de familia del Cid en la actualidad.
La hermana Victoria Braqueháis está al frente de las misiones de Pureza en África y ha visitado Mainel en más de una ocasión para relatar en primera persona cómo es la vida en estas misiones y las necesidades vitales a las que se enfrenta la población. Enfermedades erradicadas en España como el sarampión, la escasez de agua y la falta de oportunidades para los jóvenes son problemas cotidianos para las hermanas de Pureza en estas poblaciones, donde muchos de sus habitantes sobreviven en extrema pobreza.
Historias de familias sin recursos ni vivienda, que salen adelante gracias a la colaboración de Mainel y de muchas otras instituciones y familias valencianas, o pigmeas a las que su propio estado ni reconoce y a las que las hermanas han tenido que acompañar para conseguir su carnet de identidad, o niñas que tras el confinamiento no han vuelto a la escuela por estar embarazadas…conforman el día a día de un trabajo tan duro como agradecido. Son, en definitiva, la vida en los países más ricos del mundo en recursos naturales, pero curiosamente más empobrecidos.