¡Gracias por seguir!
“Llamadas a seguir a Cristo consagrado y enviado para revelar y comunicar a todos los hombres el amor del Padre, las Hermanas de la Pureza, atraídas por la fuerza de Su amor, nos ofrecemos en don total a Dios consagrándonos a Él, con el deseo de participar más intensamente en la vida de Cristo…” (Const. 15).
Hoy, con gozo y gratitud en nuestros corazones, recordamos la Jornada de Vocaciones de la Pureza de María. En este día especial, dirigimos nuestras miradas hacia aquellas almas valientes y generosas que han sentido el llamado de Dios a consagrar sus vidas a este precioso proyecto.
Recordamos las palabras de nuestras Constituciones que nos recuerdan que estamos llamadas a seguir a Cristo consagrado, enviado para revelar y comunicar a todos los hombres el amor del Padre. Con la fuerza del amor divino que nos atrae, nos ofrecemos en don total a Dios, deseando participar más intensamente en la vida de Cristo.
Para aquellas jóvenes que comienzan su camino de formación en nuestra institución, este día marca un hito significativo. Han sido tocadas por el amor gratuito de Dios de una manera íntima y profunda, llevándolas a responder con la entrega incondicional de sus vidas. Consagran todo, presente y futuro, en las manos de Dios, sabiendo que en Él encontrarán plenitud y sentido.
Es por eso que se ha establecido el 25 de marzo como una jornada especial de oración y reflexión, una oportunidad para acercarnos más a la vocación a la vida religiosa como una opción de vida actual que llena de significado y propósito.
Hoy, en esta celebración, damos gracias por cada sí pronunciado, por cada corazón generoso que ha respondido al llamado de Dios. Que sigamos siendo testigos vivos de su amor y misericordia en el mundo, llevando la luz de Cristo a todos los rincones de la tierra.
¡Gracias por vuestro sí! Que nuestra Madre de la Pureza, María, modelo de entrega y fidelidad, interceda por cada una de nosotras en nuestro camino de consagración y servicio. Amén.
Dejamos la canción «Te voy a presentar» sobre la vida de Madre Alberta