Un adiós lleno de esperanza

Solo es un 'hasta pronto'

Descansa en paz, hermana Ana

El pasado viernes 10 de enero de 2025, a las 14,15h. despedimos a nuestra querida Hermana Ana Monzó. Muchas familias la recordaréis de años atrás, siempre incansable al servicio de la Comunidad de la Pureza. Dedicó gran parte de su tiempo a los más pequeños, acompañándolos y ayudándoles en el comedor y ofreciéndoles su cariño incondicional.

La Hermana Ana pasó una etapa significativa de su vida en Colombia y Venezuela, donde dejó una huella imborrable y es recordada con mucho afecto aún ahora, después de tantos años.

En los primeros días de enero su salud se deterioró. El día 8  de enero tuvo la alegría de recibir la visita de su familia (sobrinos y resobrinos que tanto la quieren), lo que la llenó de felicidad. A continuación, recibió en su habitación el sacramento de la Unción de enfermos, muy consciente y con profunda devoción, rodeada de su comunidad de Hermanas y en el que también recibieron el sacramento otras hermanas. Apenas dos días después, su partida fue rápida, casi de improviso. Ahora descansa en paz.

Era muy mayor, tenía 92 años, pero como todas nuestras hermanas mayores, se interesan mucho por el colegio, lo llevan en el corazón, preguntan, se alegran de ver y de oír a los alumnos y al personal del centro y a las familias, pidiendo por sus necesidades. Su oración sostiene cada día la labor educativa y pastoral que se realiza en este colegio.

Ella llevaba mucho años en este colegio de la Avenida del Cid, pero en su larga vida estuvo destinada no solo en España, sino también en Colombia y en Venezuela, en zonas populares, donde la recuerdan con gran aprecio a pesar de que hace tantos años que se marchó de allá.

Es una riqueza en el colegio tener hermanas que, desde la retaguardia, en la sencillez y el silencio, forman parte de esta comunidad educativa y nos apoyan con su presencia y su oración. Nos parece importante que lo conozcan y que sepan que cuentan con esta fuerza que es fundamental para seguir adelante.

Siempre se entregó con generosidad y dedicó su vida a trabajar por el Reino de Dios.

¡La llevaremos siempre en nuestro corazón!

Este es el recordatorio que le hicieron el el colegio de Fe y Alegría, en Cumana.